No estuve el lunes
en aquella sombra,
me vine a la mar
con los zapatos rotos
y desmenuzada la luz
entre las manos.
Fue inútil el grito,
el instante único
trazó una estela
de fuego
y nos dijimos adiós,
en silencio,
sin mirarnos,
tierra amada.
Ramón Llanes
No hay comentarios:
Publicar un comentario