DESDE CASA
No
se oye el silencio ni los murmullos de la tarde, el tiempo se ha hecho con toda
la resignación, mandan los sosiegos; en casa son de otra manera los
pensamientos, que allá andan peregrinos con promesas al hombro testimoniando
una creencia; en sitios más altos –cercanos a esta estancia- están
resguardándose otros peregrinos de la poca lluvia que atenaza los cantes;
suenan tamboriles en una lejanía solo de espacios que el interior no reconoce,
las estampas son de la tierra que engendra emociones.
Llevan sus simbologías en los pechos ardientes sin
conspirar contra quienes no lo piensan, ellos se divierten en esa próxima paz,
mirando, levantando y amando, el credo como razón de una parte de vida. En
medio un regusto de abrazos, llegan de todos lados, se aprietan las caras, el
mundo se hace en un instante, son hombres, mujeres, recuerdos, no santos,
tampoco indolentes; qué ocurrirá cuando la noche se coma la luz; nada, nada
ocurrirá que no se haya escrito en el proyecto, nada imprevisto vendrá a
limitar la querencia.
Ramón
Llanes. 30 abril 2017. A Peña y Coronada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario