BÚSQUEDA.
Se han ido las respuestas
al otero gris que no es
la vida
hasta acumular un
trenzado de tristezas
en los campos que
trillan almas rotas de consuelos,
ya no son ocres las
esperanzas,
no es libre el
pensamiento y esclavo vaga el hombre
por el quicio asustado de
la dolencia,
la voz se ha perdido,
la mirada sucumbe al rito
de llorar,
las calles del pueblo que
nos ama
se dislocan de miedos.
Nadie es capaz de soñar
algo distinto
al tajo de mañana, a la
lumbre necesaria,
al pan de los días, al
beso entrañable;
nadie trae mejoras a la
mesa,
acaso una sonrisa caída
o un quiebro
a la pena. Nuestro es el
pueblo que tiembla,
nuestra la tenaza quieta,
nuestros son los álamos secos
y quizá sean de
nosotros, solo de nosotros,
las culpas que nos ataron
a este
impropio destino.
Hubieran nacido otros
sentimientos
de no ser por tanta
petulancia en el deber,
por tanto descuido en la
escritura
de las páginas que
solemos emborronar
cuando buscamos
ansiadamente una mano distinta.
Ramón Llanes.
Huelva.
De la Antología andaluza AIRES DE ANDALUCÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario