Díaz García, Jesús
Alájar
GORO
Yo estaba en la plaza un día.
Pasaba el Goro. Pasaba.
Y la gente se reía.
La gente, que no sabía
con los sueños que pasaba.
Descalzo siempre venía.
Descalzo el Goro. Pasaba.
Y los niños le querían.
Los niños, porque sabían
con el frío que pasaba.
Siempre pidiendo un cigarro
pasaba el Goro. Pasaba
repartiendo carquesitas
por esas calles y plazas.
Y la gente le quería.
Porque la gente sabía
la miseria que pasaba.
Llegando la noche, el Goro
descalzo y solo pasaba;
sonriéndole la cara.
Y la gente lo veía.
La gente, que no sabía
la soledad que pasaba.
Un día llegó hasta el agua.
No la cruzó. No pasaba.
Huyó por cercas y campos
con el miedo que le daba.
Y el pueblo entero se fue
a ver por dónde pasaba.
Pasaba el Goro. Sabía
el miedo que el agua daba.
Y en Santa Ana se murió.
Pasaba el Goro. Pasaba.
Y muerto se sonreía,
porque el pueblo le quería,
porque a la gente veía
llorando cuando pasaba.
De la Antología HUELVA ES VERSO.
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