Ciria Santos, Carmen
Soria y Huelva.
MIRADOR DEL CONQUERO
Arde la tarde y envuelve el mirador del Conquero
sobre la sangre vertida en el Odiel,
sangre de agrestes guerreros en naves valientes
que trataron de llegar a la mar.
Y es la penumbra traidora quien se aproxima
hechizante
y teje su tela de araña y me enreda
devolviéndome de pronto el olor
del romero y del espliego del Moncayo,
capturándome en un tiempo remoto que me aturde
y ya no sé
si es marisma o tomillo lo que huelo.
¿Es el paisaje pantanoso, el cieno, las algas esmeralda
o son los álamos de Soria
lo que arrebata en este instante mi corazón?
Ignoro si es el Duero, mi río gigante y barbudo,
o eres tú, Odiel tartesio,
quien llena mis ojos en la bruma
confusa donde todo se parece.
Y desconozco si soy esta sombra que respira voluntaria
o la niña que absorbía
el viento castellano con pasión.
Un bucle en el tiempo se pliega: restituye un espacio
presente hecho de carne
y manos y otra vez el primer beso.
De la Antología HUELVA ES VERSO
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