ENCUENTRO
Y encontrarnos,
convictos, serenos,
sobrados, imaginados
de azul espacio,
recién salvado el
corredor de muerte
que heredáramos de
la ausencia,
con el deber de
entendernos
expresado en una
mirada inmensa
por detrás de los
ojos, incluso por detrás
de la insolencia,
o ni así el zahorí encontrará
humedales en las
palabras
ni aguazal en los
labios, ni oasis en el alma.
Ramón Llanes
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