APRENDIENDO A DESCONFIAR (II)
Ayer en la clase de desconfianza me enseñaron a mentirme, a creerme un plagio de la mejor verdad, un mecenas de lo cierto pero con tramas, con felonías vestidas de honorabilidad o simplemente con traje de campaña, y aprendí a cómo convencer a otros de mis principios místicos de santurrón y célibe dando a entender que no son adeptos al bien quienes se promocionan en distinto sexo al primigenio que les concedió la naturaleza; y allí mismo, en la clase de ética libre, -la vida por más señas- asentaron bases de reniegos y rechazos hacia ellos por ser contrarios a la ortodoxia limpia que ya se encargó de ensuciar los viejos caminos. Y salí de la clase-vida desentonado y miserable hasta que me encontré con alguien que me esperaba para mirarme.
Ramón Llanes 28 marzo 2021.
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