RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

jueves, 18 de marzo de 2021

EL DEDO MEÑIQUE

EL DEDO MEÑIQUE



Mi amigo Pedro tiene una especial dotación para tocar la guitarra y la domina con destreza y cualidad hasta ofrecer conciertos por gran parte de la geografía usual de la vida lírica que sus alrededores le permiten, es un hombre gentil y noble, acostumbrado a cambiar música por sonrisas y muy dispuesto a enarbolar la bandera de la amistad; mi amigo Pedro es un referente en el conservatorio, reparte conocimientos y compagina los pentagramas con los abrazos pero el jueves pasado al despertar observó que le faltaba el dedo meñique de ambas manos y buscó desesperadamente entre las sábanas por si de una rebeldía fugaz se tratara; la búsqueda no tuvo éxito y el amigo Pedro vaga sonámbulo con la carga de su tristeza por las aceras muertas de su insoportable mundo donde la guitarra, la sonrisa y los abrazos ya son olvido.

Entró la tragedia en casa sin anestesia y provista de dolor impuro, los pasos son con rémora amarga, no se respira sosiego, el mundo es una bajamar de improperios y no se cuentan festines para celebrar otras cosas menos imposibles que la pérdida de un dedo meñique en un músico excelente. Mi amigo ha perdido la confianza en los sueños, se ha fajado en la osadía de ser huraño y tosco, habla como ido del jardín donde tanto vivió y tanto amó. No sabe, no quiere, no puede mirar para otro lado que no sea los espacios huérfanos que ocuparon sus dedos meñique.

La barcaza de ayer naufragó de nuevo en el mar de las incertidumbres y se vieron ojos sin vida acosados por una sinrazón, los niños del otro mundo apenas tienen capacidad para añorar otros horizontes, las aguas se tragaron las sonrisas. Los que habitan la otra orilla piden pan a todas horas y les entregan metralletas de verdad con balas de odio. Las banderas blancas se han caído por falta de brazos para levantarlas, las bombas son, allá lejos, la costumbre impuesta. Bimba, Trade, Josué, Inira, Lala, Patrice, Songa, Nuna y mil millones más de humanos fueron sometidos al control de la guerra, fueron muertos por la insatisfacción de los poderosos.

La última patera tampoco aguantó la fuerza de un sueño mejor y se ahogó sin avisar, ahora los viajeros claman ayuda con las manos, el mundo culto ocupa los foros del olvido con despreocupación y rechazo, la única Paz que encontraron los pocos salvados tenía forma de manta.



Ramón Llanes.

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