No a las vías del tren sin trenes. No a la pobreza de los pobres, llena solo de pobres. No al desahucio de los sueños y de la casa y de la vida. No a todos los tres por ciento del mundo. No a los niños sin abrazos. No a los equilibristas de las finanzas que solo saben cerrar cajas y nunca abrirlas. No a las colas del paro. No al hambre de todos los sabores. No a la miseria de todos los sitios. No a los insultos y a las violencias. No a la primera bala de la guerra y a la última. No a seguir perdiendo bienestar. No a las pensiones por debajo de las necesidades. No a los políticos altivos e inútiles. No a los hombres que se sienten dueños del dolor de otras. No a quienes miran por encima de todos los hombros. No a quienes se mofan de los humildes. No a quienes tienen poder y no saben dignificarlo. No a tu espada, a tu fusil, a tu orden y a tu uniforme. No a tí que me hieres cada vez que me hablas.
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