MÁS DE DIEZ
Haciendo cuentas sobre
la trascendencia e importancia de las decisiones que en nuestro
nombre están tomando los encargados de tomarlas, observo que los
afectados, insultados y disconformes con estas dislocadas decisiones
somos más de diez. Al principio pensé que sería una paranoia
íntima obtenida como un simple virus en una de esas calurosas
siestas de verano o en uno de los chiringuitos de playa a los que no
fuí o acaso en una madrugada extendida en excesos donde no estuve,
pero en el transcurso de la cotidianidad, después de sondear sin
intención el mercado de los vagos, los maleantes, los pensionistas,
los borrachos, los desempleados, las prostitutas, las que cosen para
la calle, los sabihondos, los neófitos, los sátrapas, las
verduleras, los insolventes, las modernas, los catetos, los ninis,
los atletas, las mellizas y todo el elenco de entendidos en estos y
otros temas de rigurosa actualidad, llegué a la conclusión de no
encontrarme solo y hasta conté más de diez que se postularon
conmigo en la idea de protestar por este incordio.
Vivíamos en un mundo
-ahora nos dicen que era ficticio- sin una preocupación por la prima
de riesgo, los niveles de la bolsa, el ibex 35, la temperatura de
Júpiter o los problemas de la deuda externa, y nos reuníamos con
los amigos para celebrar todo lo celebrable hasta el punto de
entender que éramos felices a pesar de no importarnos los asuntos de
estado. Y todo ello porque cuando nos revelamos contra la guerra-que
fuimos más de diez- nos faltaron al respeto y no nos hicieron caso;
porque cuando defendíamos los derechos adquiridos que se nos
esquilmaron- y fuimos más de diez- nos llamaron revolucionarios o
terroristas; porque venden que somos perjudiciales para el sistema si
pretendemos jubilarnos antes de los setenta y no se les ocurre
cambiar el sistema e inclinarlo a nuestro favor sino avergonzarnos
otra vez; porque han hecho leyes para no favorecernos y favorecer a
los suyos, porque el capital no trata de salvarnos sino de salvarse
quienes lo impulsan.
Por todas esas
insignificancias he venido a convencerme que estoy cohabitando con
seres poderosos que no se ocuparán de mí ni de los míos y a
quienes solo les interesa hacerse el mejor hueco posible en la
innoble supremacía de los privilegios para dar parte a la historia
de la manera que ellos mismos contarán echándonos de nuestra
libertad a gorrazos legislativos a nosotros que somos muchos más de
diez.
Ramón Llanes 24 agosto
2015.
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