CARTA
ABIERTA A UN SONÁMBULO
Estimado
primo Miguel:
Te
habías dejado dormir simulando estar despierto, abriendo
reiteradamente los ojos a modo de burla contigo mismo y como si
creyeras que por estar dormido tu mundo sería más dulce. Al mismo
compás del sueño te levantabas inquieto, administrando la luz de
tu mirada y abusando de quienes te sabemos sonámbulo y nunca
consentimos despertarte porque -dicen- puede poseerte cualquier
diablo que impregne en tí un maligno perpetuo que te vuelva loco de
remate. Nadie quiere despertarte cuando te paseas desnudo por la
casa, por el jardín y cuando vas de la cocina al pozo con mágica
facilidad y cuando te cruzas por la escalera con el hueco del zaguán
y ni te inmutas de miedo.
El
día nueve cumpliste cuarenta y dos años, estás sin descendencia,
te haces a la holganza con la misma frialdad que al sueño y nos
pides el pan, el vino y la despensa; te enmascaras de pérfido e
inútil, te arrastras sin mesura y cuando el mundo se te pone en
contra, te duermes, para volver a tu buen estado de realeza. Nunca
recuerdas lo sucedido ni admites haberte enterado. El martes, quizá
al alba, cuando ibas de mudanza en mudanza como cuidando los rosales,
sin hacerlo, la cocina explotó de pronto porque se te olvidó apagar
el fuego y tu café ocasionó no pocos destrozos en toda la casa. Tú
eras un indolente absurdamente enfrascado en una bola ascética,
ajeno a la vida. Te recuerdo que en ocasiones has dejado abierta la
bañera hasta correr el agua piso abajo; has encendido todas las
luces cuando todos dormían; has puesto la música a todo volumen en
cada amanecer que se te antojara; has encendido la chimenea en pleno
agosto a la hora de la siesta.
En
fin, primo Miguel, que nosotros dejamos de ser problema cuando
dormimos y tú eres y serás eternamente un problema, tanto en el
despertar como en la dormida; con tal panorama, la familia acordó
anoche, despertarte la próxima vez, a cualquier precio. Te escribo
esta carta más como una advertencia que como una amenaza aunque
tampoco me solivianta en exceso si como tal te lo tomas.
Indolente
primo Miguel, no vuelvas a dormirte, ¡maldita sea! y si lo haces,
entérate bien, serás ansiosamente despertado a bombo y platillo y
luego allá tú con el diablo.
Con
todo cariño, tu primo Juan.
Ramón
Llanes 19 enero 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario