A LOS QUE HIRIÓ EL AMOR
Me atrevo a escribirte
estas heridas sin esparadrapos
porque alguna vez has de saber
cómo me salva cada día de mi naufragio
cualquier tormenta húmeda,
cualquier diablo sin agallas,
cualquier bufón que me cuenta cosas que no me
interesan.
Ellos me salvan.
Salgo a la superficie y todo el horario se convierte
en una canción de monosonido latente
y de corriente continua,
es el pensamiento unívoco a ti
que me dedico para evitar perecer.
Es amor en toda regla y siempre fue así
y siempre será, aunque los tiempos pretendan
convencerme de lo contrario.
Ramón Llanes.
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