ANTIGUO
Al mirarse descubrió sus últimas arrugas, la palidez de la cara, la calvicie, las manos con menor movilidad, los pies desobedientes, el cuerpo encorvado, la risa a intervalos, y se sintió relegado a ser un antiguo en la fila; tuvo miedo del nuevo rol y se tapó las arrugas con apariencias, simuló la palidez de la cara con unas cremas de colores, se probó una peluca rubia preciosa a pesar de haber sido siempre un moreno subido, se ocupó en ejercicios para recuperar la perdida movilidad de las manos y de los pies, trató de enderezarse con ejercicios de gimnasia, reaprendió a reír a carcajadas y se presentó con nuevas cualidades en los foros propios de su estatus social a fin de presumir de moderno con la creencia fiel de no ser reconocido por los compañeros de tertulia; había dejado de ser antiguo -pensó- y se sentía orgulloso de mostrar una identidad más acorde con los tiempos. Todos le saludaron, nadie advirtió sus cambios, acaso uno dijera ¿te has cortado el pelo? y otro le comentara pareces más alto; y nadie más, ni siquiera el conserje, reparó en su físico. Quizá fuera que olvidara actualizar los pensamientos.
Ramón Llanes. 28 julio 2021.
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