MOMENTOS
Ayer degustaba un paisaje seco y áspero, me pareció que estuvieran con punta de alfileres los matojos y fueran las ovejas sombras lejanas huidizas de la hostilidad; hacía mucho calor, apenas el barranco conducía su agua, el fragor prestaba más indulgencia a los riscos, nada por un horizonte, nada por el otro; aquí nadie viene a robar -dijo el hombre- estamos en un lugar exacto adonde las piedras del camino impiden el tránsito, aquí nadie viene. Cuando divisamos el huerto abrimos extrañados la sorpresa, allí estaba el sopor y una mancha verde de pocos metros cubría la tierra ocre y le daba utilidad. Nos hicimos a la recolecta de verduras, el niño acarició por vez primera un tomate en el campo, chorreaba agua, germinaba por allí un tiempo distinto, incluso pasaron unos ciclistas y pasó también la generosa actitud del hombre que nos rebosó los cubos con productos de la primera necesidad a modo de manjares únicos; por aquí nadie viene, acaso ni los pájaros se comen las brevas, el vergel sin embargo aumentó nuestras expectativas de agrado; pareciera que por tales pagos fuera imposible un momento de felicidad y se nos presentó de pronto sin llamarla con cara de deleite y sonrisa de paisaje inhóspito. Y casi no quisimos volver de donde nos fue difícil llegar.
Ramón Llanes 4 julio 2021.
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