CON
LETRAS DE MUJER
(Mi
Madre)
Ella
me escribía todas las tardes y apaciguaba mis miedos, me abrazaba con letras,
me alimentaba con sopa de letras, me enseñaba a deletrear el contenido de la
cosas y era literalmente mi protectora, nunca desfalleció porque se le juntaran
las letras cuando le faltaran vista y fuerzas. Un día ignoto, casi sin nombre,
anduvimos los campos como si estuviéramos leyendo la letra pequeña de la tierra
y en cada renglón, risco o solana, se detenía para dibujarme un mensaje con las
piedras del sendero, entonces me pareció que andar tenía un sentido universal
que conectaba con todos los horizontes; no sé, eso me pareció, no me atrevo a
explicarlo de otra manera; supe del por qué de los trazos, de los reflejos y de
la importancia de lo desconocido, supe que no se me había creado por casualidad
y que la naturaleza me tendría en cuenta para siempre y que el camino me
conocía.
Otro
día me pidió que le escribiera sus últimos suspiros y me dictó un poema a modo
de despedida, ya no podía agarrar el lápiz con sus manos cansadas, fue la
primera vez que me lloró, no le importaba morir, le importaba no poder seguir
escribiendo en mi vida y se me durmió en los brazos con un te quiero infinito,
era mi madre.
Ramón
Llanes.
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