2.-
vino el silencio La inocencia formalizó amistad con los recién
llegados, prestó el cuenco de beber, prestó la gubia de artesanar los modos, se hicieron los ecos en la estancia y las paredes ensordecieron su murmullo de afonía, vino el silencio y se quedó mudo de tanto manjar. La palabra estaba, a sus anchas, inquieta y deseante. El mundo desapareció con un trueno, solo un susto le invitó a la salida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario