EL DÍA MÁS NERVIOSO DE MI VIDA
Apenas
iniciar la pequeña subida a casa, -cabezo de La Esperanza se llama-, nos
restregó Dani con más alegría que dolor y sin venir a cuento, eso de: hoy es el
día más nervioso de mi vida. Los abuelos caminábamos a su lado sorprendidos e
intentando simular la risa interna;
advertimos que los posibles nervios no deberían causarle mucho incomodo porque
no dejaba de hablar de aquello que esperaba para la tarde de un miércoles de
setiembre de esos normales donde la única incidencia a destacar era el exceso
de calor.
-Es
que esta tarde hacemos una fiesta en casa de mi amigo Samuel y nos llenaremos
de cremas y chocolates y pintaremos las paredes y toda la casa, y eso me tiene
muy nervioso porque estoy deseando que llegue ese momento.
Para
los abuelos comenzó a ser un día distinto dada la explicación madura de un niño
de 7 años que sabía ya de nervios, de compañerismo y de felicidad.
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