Al otro lado del aire descolgaremos la memoria para que cada susurro sea un huracán, cada beso mil propósitos, la luz un medio de alcanzarte y en vida, con los ojos prestados de inocencia ocupemos la paz, toda la paz, la eternidad deseada de la paz y nadie será cómplice de cansancios. Allá, contigo en los solsticios, el aire pondrá remedio a los atardeceres en que nunca nos tuvimos, a las escarchas que nos dejaba la noche, al castigo de redimir siempre culpas de otros, el aire rocía un sahumerio de libros que te llegará certificado a cualquier lugar donde te escondan, el cartero te dará noticias de mi, apenas esté lejana la palabra que me alivie. Al otro lado del aire las miradas no tienen distancia, el pensamiento es único, para dos, el fuego y la pasión van a lo mismo, la voz, una melodía sin descansos. Así seremos, al otro lado del aire, a donde siempre quiero que vengas.
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