Es la pasión.
Es aquella sombra del naranjo con limo a la espalda,
aquella enredadera de la tapia alta,
aquellos crepúsculos caídos en el inocente atardecer,
son aquellas manos, son las caricias,
es el bulevar de las noches oscuras,
es la necesidad de este hombre
que rastrea las esperanzas en los susurros,
son los instantes pasados, las muecas de libertad,
los infinitos contagios de besos, es la pasión
que en tono de dulzura busca el éxtasis
en esta pálida tarde del estío mientras cantas.
Ramón Llanes.
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