PREGÓN DE LA SEMANA NAÚTICA INTERNACIONAL COLOMBINA. 2017
SR
ALCALDE, Sª SUBDELEGADA, Exmos DLGDO/AS, PSDTE. APH, PSDTE. del
RCMH… AMIGO/AS TODOS.
Quiero
comenzar mi pregón con una oración que hasta el siglo XIX se
elevaba al Cristo del Buen Viaje en la Iª del Convento de la Merced.
Hasta hace poco creía que a esa advocación
oraban los viajeros que salían o llegaban a Huelva por el camino de
Gibraleón y accedían hasta la calle del Puerto o hacía el barrio
de San Pedro por la cuesta
empedrá,
la antigua calzada romana. Pero para mi sorpresa en el AMH descubrí
que era una devoción marinera 100%. Dice así:
Si
el marinero te invoca,
se
burla de la tormenta;
su
nave de riesgo exenta
a
puerto pomposa toca:
tal
experiencia provoca
|
mi
fe, anima mi esperanza,
y
con humilde confianza
de
ti aguardo que mi nave
arribe
con norte suave
a
la Bienaventuranza…
|
Yo
así lo espero, al comenzar mi pregón, encomedándome al Xto. del
Buen Viaje y confiado en vuestra benvolencia.
Cuando
supe que iba a ser pregonero, gracias a mi amigo Ja-vier Llopart, lo
consideré un gran honor y sólo pude responder con todo mi ahínco
en la tarea y hacer público mi respeto por el RCMH.
Y
pensé en la atracción que ejerce para mí el mar, este es-pléndido
mar de Onuba. Pero quiero referirme ahora a ese mi primer encuentro
con el mar de Huelva, desde el secano de mi lugar de nacimiento:
Paterna, en el Campo de Tejada, precioso pueblo del Condado. Ese
descubrimiento del mar fue especial para este entonces niño de seis
años, cuando mi padre, aquel joven maestro albañil de Paterna del
Campo, pudo permitirse unas pequeñas vacaciones con su familia en
las Colombinas. Él nos motivaba a mi hermano y a mí con unas
palabras, que re-cuerdo como si fuera hoy: ¡Pepe, Manolito: sólo
veremos cielo y agua, agua y cielo!!. Sin saber, mi padre rememoraba
a Virgilio cuando en el canto III de la Eneida escribe:
Después
que las naves cubrieron el mar y
no
aparecía tierra alguna, solo cielo, solo agua
Y
aquellas mentes infantiles era eso lo que veíamos en la Huel-va de
mediados de los cincuenta del pasado siglo. Aún recuerdo aquella
pensión de la calle Miguel Redondo y la habitación que nos
habilitaron, separándonos de la cama de nuestros padres con una
enorme manta, a modo de cortinaje.
!Cielo
y agua! cielo de luz y agua de mar, de los que nos empapamos en
aquellas playas urbanas de Huelva: la playa del muelle de la RT, con
sus trenes de mineral, la playa del balneario de los militares, la
playa de la Gilda; hasta terminar en la de la Punta del
Sebo. Recuerdos infantiles de una Huelva que celebraba sus Colombinas
en la Plaza Doce de Octubre, los jardines del Muelle y el Muelle de
Levante, desde donde se contemplaba el doble muelle de Tarshis y el
Muelle Norte, a los que la perspectiva infantil proporcionaba
dimensiones aún más gigantescas. Un cielo de agosto que se
iluminaba estrellado y que me prendó aquella noche de Colombinas,
porque, según me explicaban mis padres, allí lucía el mismo Camino
de Santiago, que veíamos las noches de verano, sentados al fresco en
la puerta de nuestra casa de Paterna. O aquella otra noche de
Colombinas en la que mis padres acudieron a aquel cine Odiel de
verano. Yo apenas tenía seis añitos, pero he podido iden-tificar la
película y con su reconocimiento he sabido el año de esa primera
llegada a Huelva: 1957. La película era Fedra.
Ni que decir tiene que mi hermano y yo nos dormimos mientras nuestros
padres disfrutaban de la película.
¡¡Cielo
y agua!, eso sigue siendo Huelva para mí: ¡agua y cielo!, pese a su
urbanismo, tan desgraciado como maltratado por la especulación y la
ignorancia, pese a la destrucción de sus her-mosos cabezos, ¡ay,
los cabezos de Huelva!... pero con su gente, con la gente de Huelva,
los que nacieron aquí y los que fuimos tan afectuosamente acogidos.
…¡Y
los muelles! como límite de la ciudad, porque entonces los onubenses
vivían de cara al mar; algo que se perdió y que poco a poco vamos
recuperando, y lo estamos consiguiendo gracias a esa gota malaya del
RCMH y sus actividades, siempre al mar vinculadas, y con actuaciones
como la de la APH, que nos ha regalado ese "paseo marítimo"
junto a la ría…
Y
frente a los muelles esa masa verde y azul, ¡¡¡cielo
y agua!!!,
de Saltés y Bacuta. La caminata por los muelles de Levante, el de la
Riotinto y por el "paseo marítimo", me lleva a contemplar
esas Marismas del Odiel, que dibuja magníficamente el poema de mi
amigo Javier Sánchez Durán:
Sobre
el desierto gris de la marisma
se
levanta una nube de flamencos.
El
viento se sacude los algodones vacíos de la tarde,
mientras
se abre lentamente
el
rojo quirófano del cielo...
…Ensangrentado,
el horizonte
devora
los últimos átomos de luz.
Y
mi espíritu se apaga con ellos.
Es
la llama de la vida
en
sus débiles instantes
que
ensaya un vuelo definitivo
hacia
lo eterno...
Ese
fue mi primer contacto con Huelva, puntual e infantil. Años
después, el destino y mis estudios me trajeron a esta ciudad,
gracias a mi primer maestro que siempre recordaré: Don Julián
García Ceferino. Aquí llegué a mediados de la déca-da de los
sesenta, aún niño; y aquí he aprendido lo poco que sé, me he
hecho mayor, aquí me he enamorado de Flores, mi mujer, me he casado
y han visto la luz mis hijos y mi nieto, ¡MI NIE-TO JOSE!. A él,
especialmente, me gustaría inculcar el amor y el cariño agradecido
por esta bendita tierra, y fuerza para mantener el onubensismo de las
familias de sus abuelos (Brio-nes-Seisdedos y de Paz-López) y para
que continúe ese amor por esta ciudad, y por ese ser onubense hasta
la médula.
No
la vislumbré cuando abrí los ojos en mis primeros días, pero con
el inicio de mi adolescencia aprendí a conocer, a apre-ciar y amar
profundamente a Huelva, a sentir Huelva, a emocio-narme con Huelva. Y
ese cariño por mi ya tierra definitiva, me ha llevado a conocerla en
su devenir histórico y en su actuali-dad. Conocerla mejor para dejar
a mis nietos y a sus sucesores una ciudad más hermosa, más humana y
más digna de ser vivida, como poco a poco se va convirtiendo Huelva…
HISTORIA
DE HUELVA
…Una
ciudad que es seguramente, sin miedo a exageraciones chovinistas y
sin complejo alguno, la más antigua de occidente, como lo prueban
los hallazgos en la zona del Seminario. Yacimiento que muestra su
incipiente urbanismo en el agrupamiento de sus cabañas, con una
antigüedad de más de 5.000 años; viñedos perfectamente alineados
y la constatación de un culto religioso a divinidades solares.
Tenemos, pues ya, tres componentes que nos permiten hablar de ciudad:
agrupamiento ordenado de edificios, producción de recursos in
situ
y la colección de ídolos más importante de Europa, expuesta en el
Museo de Huelva.
Después
del Broce Pleno (1300-1000 a.n.e.) y del Bronce Final (1000-800
a.n.e,) llega una etapa de las más esplendorosas de nuestra
historia: la civilización tartésica. Cuando los pueblos más
adelantados del Mediterráneo Oriental, fenicios y griegos, buscando
oro y plata, encontraron una cultura autóctona, de la que pudieron
rescatar personajes mitológicos como Argoan-tonio, Gárgoris,
Crisaor su padre e hijo, a su vez, de la Górgona Medusa; y Habidis,
que forman parte de la mitología. Y Tarte-ssos, con alguno de los
trabajos de Hércules, se constituyó en un mito. Y de ese ámbito
legendario, arqueólogos e historia-dores lo están rescatando para
convertirlo en magnífica rea-lidad histórica, que se mezcló con lo
originario del Mediter-ráneo donde nació culturalmente Europa: la
Grecia de los siglos V y IV a. n. e.
En
el período siguiente, acabados esos riquísimos intercam-bios, la
población de Huelva y su entorno, tuvo que limitarse a subsistir de
la agricultura, la ganadería y la pesca; como la mayoría de los
pueblos turdetanos.
Esa
sería la situación que encontraran los romanos, cuando lle-gan a
nuestra tierra a fines del siglo III a.n.e.; su influencia será
efectiva varios siglos y los metales preciosos fueron tam-bién el
objeto de deseo de Roma. La que dio forma a un urbanismo ya
consolidado, con una clara delimitación de Onuba mediante sólidas
murallas, como podemos ver en los restos del antiguo Colegio Francés.
Ellos trazaron el acueducto subter-ráneo, que surtiría de agua a
Huelva hasta el siglo XIX d.n.e., es decir anteayer.
Ellos levantaron una ciudad totalmente romana: murallas, foro,
templos, trazado ortogonal, etc… que nuestra desidia e ignorancia
han condenado a los cimientos de los edificios del centro o a los
escoriales del entorno.
En
época
visigótica
la instauración de la sede episcopal en Niebla impediría tener
algún protagonismo a nuestra ciudad, que permanecerá en un relativo
oscurantismo hasta el período islámico. Durante ese tiempo, casi
cinco siglos, Anawa, la Huel-va islámica, comparte brillo con la
ciudad de Saltés, llegando a constituirse en el reino taífa de los
baikries, que sería some-tido por Almhutamid de Sevilla, padre. De
esa etapa tenemos que recordar a Abd
Allah al-Bakri, geógrafo y poeta.
Una
vez Portugal y Castilla resuelven la conquista del sur de la
península, se asiste en Huelva a la Baja Edad Media, en la que el
proceso de señorialización
feudal la lleva a integrarse en el señorío de los Guzmanes. Y
formando parte de esa casa, le sorprendería el inicio de la Edad
Moderna. Y si hay un aconte-cimiento significativo del comienzo de la
Modernidad, ese no es otro que el Encuentro
con
América,
del que este año celebra-mos el 525 aniversario.
¡Alcalde!
soy humilde en efecto, como mis padres y mis abue-los, como los
jornaleros y campesinos de mi pueblo, como los marineros de Huelva,
de ellos provengo… de trabajadores, por eso los respeto tanto,
justo como Ud. Humilde, pero sin bajar la cabeza ante las
injusticias, por eso me gusta hablar de Encuentro: para "dar de
lado" (precioso onubensismo que signi-fica "poner en su
lugar") a las culturas
que "encontramos" al llegar a aquellas tierras, que después
llamaron América.
Esta
ocasión no puede dejar aprovecharse con vistas al 550 aniversario y,
así, ir preparando el VI Centenario, por el que podemos hacer algo
muy importante: mantener en nuestras se-ñas de identidad ese "afán"
por América, esa empatía con esas tierras tan lejanas, como
cercanas al corazón de Huelva. No como descubridores,
sino como encontradizos.
Como dos ami-gos que se encuentran tras algún distanciamiento. Y a
ese reencuentro pueden contribuir, entre otras muchas cosas, nuestra
SªNªInternalCBNª, nuestra fiesta, tan americanista. Recuperar
América para Huelva: esa debe ser la meta del 550 aniversario:
festival de Cine, festival de Danzas, con la lite-ratura, con el arte
hispanoamericano, con nuestra Semana Náutica, con nuestra
gastronomía, con todo; porque Huelva siente a América desde hace
525 años. Huelva, la marinera, siempre con el mar de Onuba; como
dice el poema de mi buen amigo Ramón Llanes:
El
mar es nuestro sueño grande cumplido,
ya
estaba acogedor
cuando
nosotros llegamos, era barca antes
que
nosotros fuéramos vida,
se
hizo nuestro cómplice
en
las aventuras y en las soledades.
Nuestro
mar cumple años, ahora,
en
este momento que nos anima el tiempo
a
fundirlo en el abrazo;
ese
mar de estancia que nos envuelve los ojos,
nos
alimenta la libertad
y
nos vuelca razones para amarle,
a
ese mar de adjetivos interminables,
al mar
nuestro de la Onuba nuestra |
que
nos pervive, nos mantiene
y
nos desliza por las querencias
de
las utopías,
a
ese mar que nos inventó un día de primavera
y
nos deshizo de la parte de tierra
que
nos sobraba,
a
ese mar que hoy cumple sus años
con
nosotros, admiro,
desde
mi pequeñez de hombre,
desde
mi grandeza de onubense;
el
mar que nos dejó el sueño
mejor
cumplido.
El
mar de nuestras verdades.
Nuestro
infinito mar.
|
Continuando
con la historia, tenemos que decir que ya en el si-glo XVII, con la
decadencia de los austrias, con Felipe IV, tuvi-mos un cierto
protagonismo en la descomposición del imperio con el intento de
separación, con suerte diversa, de Nápoles,
Sicilia,
Cataluña
y
Portugal. Portugal, que era parte de la coro-na española desde 1581,
cuya separación nos enfrentó con la dinastía de los Braganza. Y en
este evento es en el que aparece una onubense: Mª Luisa Fca. de
Guzmán, nacida en el castillo Huelva el 13-X-1613 y bautizada en la
iglesia de San Pedro por el visitador del arzobispado D. Diego
Muñiz de León
(dueño del palacio que ocuparon poco después los Garrocho).
Su
marido Juan, VIII duque de Braganza, desde 16-I-1633, era de
temperamento piadoso y pacífico. En cambio, Luisa Francisca, nuestra
paisana, era arriesgada e impulsiva, en cam-bio, y así llegó a
esgrimir los derechos al trono portugués del duque. La tradición le
atribuye el dicho: «Más
vale ser Reina por un día, que duquesa toda la vida!».
Pues
bien, ésta promovió la revuelta que acabó con la separa-ción de
Portugal de la monarquía hispánica. En el contexto de esos
acontecimientos, y es a lo que me quería referir, está la poco
conocida conspiración
de Medina Sidonia y el marqués de Ayamonte,
que pretendió la emancipación de parte de Anda-lucía Occidental en
un nuevo reino. A su cabeza estaría Gaspar
Alº Pérez de Guzmán, duque
de Medina Sidonia, hermano
de la reina portuguesa
y capitán
general de la Mar Océana y Costas de Andalucía, que tenía que
defender la frontera, con la ayuda de su primo el
marqués de Ayamonte,
al producirse la rebelión en 1637. Su
tardanza y pasividad colaboraron al triunfo de la escisión
portuguesa en 1649.
El
famoso conde-duque de Olivares, pariente cercano del Me-dina Sidonia,
se limitó a condenarlo al destierro de sus esta-dos, a una fuerte
multa y a la pérdida de la capitanía general. El de Ayamonte en
cambio, pariente lejano del valido, fue decapitado como traidor en el
alcázar de Segovia.
En
ese declinar del reino, con cambio de dinastía incluido a la llegada
de los Borbones en 1700, se hallan Huelva y su tierra durante los
siglos XVII y XVIII. ¿Cómo era Huelva en ese más de siglo y
medio?. Como toda España, debatiéndose entre el declinar del brillo
imperial y la aspiración a su incorporación a la modernidad que
significaría la Ilustración, con unos 6.000 habitantes aspirando a
la mera subsistencia, injustamente ale-jada del tráfico colonial y
con una emigración a Indias de mu-chos de sus hijos. No obstante, un
cierto avance cultural se denota en Huelva, como lo demuestra la
importante nómina de personalidades ilustradas que van desde
mediados del XVIII al pleno inicio del XIX. Es de justicia
recordarlos: Miguel Ignacio Pérez Quintero (Trigueros), Antonio del
Barco y Gasca, José Isidoro Morales (de Huelva ambos), Sebastián
Antonio de Cortés (ntl. de Almonaster), Miguel Sánchez López (cura
de Chucena), José Rodríguez González, (de Huelva y catedrático de
Filosofía), José Rebollo Morales (de S. Juan Pº y catedrá-tico de
matemáticas el Cº S. Telmo de Se) y José Agustín de Mora Negro y
Garrocho, autor de Huelva Ilustrada.
En
sus comienzos, el siglo XIX apenas se diferencia de los últimos años
del anterior, con excepción de su elección como capital de la
provincia en 1833 y el arribo de los prospectores de metales y de las
compañías mineras. Bien es cierto, que la guerra contra el francés
de 1808 hasta 1814, rompería la ruti-na de una ciudad pequeña y
volcada al mar, en la que las posteriores disputas entre liberales y
conservadores no deja-rían de producirse. Como tampoco cejarían las
sucesivas epide-mias, que cada cierto tiempo castigaban a Huelva como
a toda España: las de cólera de 1833, 1855 y 1885, sin que las de
palu-dismo, viruelas, tabardillo o tifus y otras enfermedades
conta-giosas cedieran en su labor de demolición demográfica. Pero
al final del siglo tanto la visita de Alfonso XII en III-1882, como
la celebración del IV Centenario del Encuentro con América
imprimieron a Huelva cierto dinamismo; junto al que supuso, unos años
antes, la llegada de las compañías foráneas con sus instalaciones
mineras, portuarias, ferrocarriles, muelles, etc…
Y
con la aportación del futbol, del tenis y del golf.
El
siglo XX se inició con la llegada al trono de Alfonso XIII y la
continuidad del turnismo y caciquismo que caracterizan a la
Restauración, que ha sido muy estudiada, pero de la que queda mucho
por interpretar. Lo resumimos afirmando que es una época
caracterizada por la desigualdad social e inestabilidad política, en
la que se pretende mantener un equilibrio, suma-mente inestable, y
que sólo pudo acabar con la desaparición del régimen, después de
dos lustros de dictadura, que prolongó su agonía y ahondó la
brecha que separaba a la sociedad española.
Así
llegamos a XII-1930 ¿y por qué XII-30 y no IV-31?. Por-que XII-30
es el prólogo de lo que será, cuatro meses después, el nacimiento
de la República Española. Pero lo que muchos no saben es que,
además de los pronunciamientos de Jaca con Fermín Galán, el de
Éibar y el intento de Ramón Franco en Cuatro Vientos, se produjo
otro pronunciamiento republicano en Puebla de Guzmán, encabezado por
el maestro de escuela Francisco Lianes, quien en conexión con grupos
republicanos de Huelva, proclama también la República esos días.
Y
una vez establecida, también tenemos el protagonismo de Huelva en el
abortamiento del golpe militar contra la República del general
Sanjurjo, que sería detenido en nuestra ciudad cuando huía camino
de Portugal el 11-VIII-1932.
Hasta
en el conflicto que tiene lugar unos meses antes del golpe del 18-VII
tenemos a un onubense implicado en lo que se conoció en la época
como el asunto Nombela,
que tuvo gran impacto mediático y político (tanto o más que el
caso Bárcenas) y en el que estuvo implicado el villarrasero y
onubense Guiller-mo Moreno Calvo, jefe en Sevilla del Partido Radical
de Ler-roux y subsecretario de Presidencia. En el verano de 1935
ur-dió, con el presidente del consejo de ministros, Alejandro
Lerroux, una indemnización ilegal a la Compañía de África
Occidental, que acabó con la mayoría parlamentaria de las derechas
y llevó a Portela Valladares a la convocatoria de elecciones para
II-1936, en las que se produjo el triunfo del Frente Popular y la
derrota de una derecha dividida. La negativa de ésta a reconocer su
derrota y su falta de colaboración en la gobernabilidad del país y
en la lucha contra las consecuencias de una crisis económica
inexorable, nos llevó al golpe de estado y a la guerra civil.
Pero
vamos a dejar aquí el desarrollo histórico, pues todo lo que
vendría a continuación: guerra civil, dictadura franquista,
transición democrática y los 40 años de plena democracia, se-ría
largo de contar. Por otra parte, la historia del RCMH y su SªNª
coincide con muchos de esos acontecimientos.
HISTORIA
DE REAL CLUB MARÍTIMO DE HUELVA (RCMH):
El
punto de partida del RCMH fue ese vivir de cara al mar,
ca-racterístico de Huelva durante siglos, y la existencia de playas
urbanas en su ría, de las que hoy sólo queda la de la Punta del
Sebo. Los
baños de mar
de los onubenses se constatan desde mediados de XIX por los baños
flotantes
de Sociedad Económica de Amigos del País (1848-1917), o los Baños
de Pedro Salas (1890-1902), el Balneario del Odiel (1917-1937), el de
los militares (1942-1967), el balneario de la Cinta (1951-1969). Este
último no duraría mucho. Tras la instalación del Polo Químico en
1964, los onubenses descubrieron que las aguas de su ría se habían
vuelto insalubres por la contamina-ción, hasta que en 1968 se
prohíbe el baño.
Entonces fue cuando perdimos las playas… y muchas cosas más.
Porque
esos años, aún se conservaban en Huelva algunos edificios de trazas
académicas y un casco urbano: marinero, agrario, industrial y
popular (los brasiles,
por ejemplo), que mantenía algunos elementos característicos, pese
al acoso de la especulación y la ignorancia: Iglesia y convento de
S. Francis-co, la casa de los Garrocho, la de los Trianes, que se
derruyó más tarde por ser sede de la Comandancia de la GC, o el
convento de Mínimos de la Victoria, situado enfrente, y otras muchas
casas neoclásicas, modernistas, eclécticas y raciona-listas que han
sido víctimas de la piqueta especuladora. Un ejemplo: ¿el tráfico
de la calle de la Fuente sólo tenía como solución la destrucción
del caserío antiguo, si era y es vía de dirección única?.
Podríamos estar hablando horas de todos estos desmanes
urbanísticos-patrimoniales y discernir sobre una Huelva que fue y no
ha sido.
En
1969 se creó la Sección
Náutica del Club Marítimo Sindical (CMS),
perteneciente a la Obra Sindical de Educación y Descanso. Y fue
gracias a un hombre bueno y de reconocido prestigio en Huelva:
Fernando Monsalvete Herrero (empleado de RT y jurado de empresa
durante toda su vida laboral), junto a Francisco Bueno, Juan Fortes,
José y Antº Infante, etc. El RCMH fue obra de la inquietud de esos
hombres que aprovecharon el abandono del Balneario de la Cinta para
crear el CMS, que años después será el Club Marítimo de Huelva
(CMH).
El
año 1971
es fundamental para el CMS, pues se proyectan obras y reformas, ante
las perspectivas de crecimiento, en re-lación con las fábricas, y
las posibilidades del turismo, aunque éstas fueran cercenadas por la
propia instalación del Polo Químico, paradoja o inconsciencia de
aquellas autoridades.
En
el verano del 72 se inicia nuestra Semana Náutica (SªNª). Con
Fernando Monsalvete al timón del CMS (314 socios) hasta que dimite
el 16-X-1973 y es elegido Presidente del club Fausto José Arroyo
Domínguez, con José Infante, Juan Fortes, Antonio Mejías, y
Antonio Infante. Tras otorgar a Monsalvete la medalla de plata del
club por su creación y consolidación, se ampliaron sus actividades
a la vela y al remo, además de la pesca.
En
XI-73 se empiezan a instalar las
casas comerciales
y otros clubs del país pidieron copia de sus estatutos. Ese año, la
delegación de Sindicatos autorizó la gestión con plena autono-mía
del CMS. En 16-V-75 se instauró la "sardinada",
para estrechar lazos entre socios y promocionar al club. Y comenzaban
los problemas con el concesionario del bar, algo inherente a la
existencia del RCMH ¿o no?.
En
II-76 tomaba las riendas del CMH Juan
Ortiz Gª.
Con su llegada comenzó a funcionar la caseta de Colombinas. La
prime-ra orquesta contratada sería la inefable orquesta Molero, con
la dirección de M. Molero Monis, la voz y guitarra rítmica de
Manuel Sosa; clarinete, saxo, tenor y flauta para José Vélez; bajo
y coros con Andrés Paul y Juan Guerrero a la batería. Las orquestas
y salas de Huelva de los años 40 a los 90 precisan una monografía
ya, pues aún perviven personas que tendrían mucho que decir sobre
ello (¿verdad
Manolo?).
Por
aquella caseta pasarían las mejores orquestas de Huelva: Géminis,
Sagitario, Brasa, Barbacoa… Ese
primer año de la caseta resul-tó un desastre: ¡243.000
ptas. de déficit!. Pero ya se encar-garía Juan de enderezar la
situación y, desde entonces, cada año la caseta presentaba
superávit gracias a los abonos, alqui-ler del bar y las rifas de
embarcación y coche.
Se
incrementó la calidad y diversidad de las pruebas de su SªNª y se
extendió a Punta Umbría, Isla Cristina, Ayamonte, dando el salto
definitivo a la internacionalidad al incorporarse clubs del Algarve
desde 1980: Villamoura, Portimao, Albu-feira… lo que se incrementó
aún más desde 1992, pues cada año era un éxito que se
incrementaba al siguiente.
Ese
éxito va a permitir al CMH poder disfrutar de personali-dades de la
política nacional como Psdtes. de Honor de su SªNª: SAR el
Príncipe, Felipe González, Manuel Chaves, José Mª Aznar…y ese
mismo éxito resultará para el CMH un arma ante la amenaza de
vientos
y tempestades.
No obstante, es justo decir que esas SªsNªs llegaron a ser tan
importantes gracias a la colaboración del Ayuntamiento la Diputación
Provincial y la Delegación de Cultura, o la aportación del propio
RCMH cuando las relaciones con la Junta de Andalucía (JA) no eran
las mejores, o con el adelanto personal de Juan Ortiz de su propio
peculio.
En
1978 es elegido de nuevo Juan. En 1979 aumenta tanto el número de
embarcaciones que se nombraron ayudantes de comodoro para su gestión.
También
hubo momentos malos, como ese 1979, cuando se transfirió el CMS al
Instituto Social del Tiempo Libre (ISTL). Se pudo resolver con mucha
suerte, pues dos años después (1981), el ISTL desaparecía y el
CMH debía pasar a la JA, aunque primero dependiera de la
Organización Sindical o la AISS.
O un intento de absorción por la DPH en los inicios de los 80. Por
lo que la Junta Directiva (JDª) pretendía aclarar la situación del
club, justo cuando se abrían buenas perspectivas para la
construcción de sus muelles por la JPOP y la Dción. Gral de Ptos.
Su construcción se retrasaba por una u otra razón, con el
desencanto de la JDª y de Juan Ortiz. Al final, en II-82 el club
pasaba a depender de la JA. Y en abril J. Ortiz era aclamado Psdte.
por de la Asamblea General de Socios (AªGral.Ss).
Además
de la SªNª y otras de sus secciones deportivas, ca-da año el CMH
coordinaba competiciones de pesca y deportes náuticos en las fiestas
del Carmen, la Cinta y la Hispanidad.
En
1984 el CMH formó parte del Patronato V Centenario. Esos años se
mantienen unas relaciones inciertas
con la Consejería de Cultura, pues el club pasó de la Consejería
deTrabajo a la de Cultura y DXTES, pero sin presupuesto alguno.
Seguía poco clara su dependencia administrativa y se llegaba a 535
socios. Ese año, al paralizarse la obra de los muelles, la JDª
amagó con dimitir y cerrar sus escuelas y actividades. Acuden al
rescate Montaner y Marín Rite y se salva la situación.
En
I-85 dimitía la JDª y se hacía cargo del club una Gestora,
presidida por Fausto Arroyo. Pero en abril estaba de nuevo Juan a la
cabeza de su JDª, en la que aparece por primera vez una mujer:
Mercedes Alexandre Aldana, en la sección de Vela.
La
construcción de los muelles tomó impulso gracias a Jaime Montaner,
que es nombrado Presidente de Honor, y en Colombinas se inauguraban
los muelles. La transferencia a Cultura es ya definitiva en 1987 con
consignación presupues-taria en la misma. Ese año, la SªNª
empieza a ser presentada en los Puertos Deportivos del Algarve.
José
Mª Segovia fue el pregonero de 1988 y consiguió que la Real
Sociedad Colombina Onubense se incardinase en la SªNª y
contribuyera con su aporte histórico y social a la misma.
De
nuevo se produjo una crisis del CMH, pues seguía poco clara su
situación administrativa y la JDª estuvo a punto de entregar las
llaves del club. Pero la intervención de nuevo de Jaime Montaner
logra limar las asperezas y el CMH sigue adelante y también su SªNª,
que cada vez adquiere mayor importancia. Se finalizó la rampa de
varada y comenzaron las obras de las nuevas instalaciones de cara al
92 y se solicitó a la Zarzuela el título de Real para el club en
IX-1989.
En
1990 se creó la Escuela de Piragüismo. A la vez se inicia la lucha
por los pantalanes y se consigue su inauguración en fe-brero de
1991. Al mismo tiempo se crea el Centro de Actividades Náuticas
(CAN), cuya ubicación en el club será fuente de conflictos. Ese año
la SªNª se presenta por primera vez como "internacional".
El CMH se había saneado económi-camente y presentaba 1.900.000
ptas. de superávit, la recupe-ración de la playa, los pantalanes y
la rampa de varada. Al año siguiente, 1991, nuestra SªNª es un
gran éxito y se incardina en los actos del V Centenario y SAR, el
Príncipe Felipe, visita las instalaciones de RCMH
dentro de los actos de despedida de las tres carabelas en su partida
hacia América para conmemorar el viaje del Encuentro.
Y
por fin llega el 92 y el CMH está presente en los actos de V
Centenario y alcanza el máximo histórico de 800 socios. La SªNª
llega a costar más de 12 millones, pero ello no sería obstáculo y
ese año era otro éxito, pese a los problemas con el CAN.
En
II-1993 se iniciaba la construcción de las nuevas insta-laciones.
Pero en IV/1994 esas obras no estaban recepcionadas y se presionó
para su inmediata apertura. Se acercaba el vera-no y la SªNª, por
lo que se amenaza al Ayuntamiento con celebrar la AªGral.Ss
en las nuevas instalaciones con la vela de cada socio asistente. El
Alcalde, Juan Ceada, hace gestiones y promete la electricidad y
entrega de las instalaciones antes del 15-VII, como así sería. Se
celebró la XXII SªNª con el éxito de siempre y la Presidencia de
Honor de S.A.R. Príncipe Felipe. A fines de año finalizaba la 2ª
fase de las nuevas insta-laciones. Pero persistían los problemas con
el CAN.
El
16 de junio de 1994 la Zarzuela concedía
al CMH la denominación de REAL.
En
1995 se otorgó la insignia de oro del RCMH
a Juan Ceada. Casi a la vez, comienza el calvario de las relaciones
con la Consejería de Cultura y su delegado, Jesús Fdz. Jurado; pues
se habían parado las obras de las instalaciones y Juan abordó
directamente al Presidente Manuel Chaves en la Casa Colón y le
presentó la problemática. El enfrentamiento era manifiesto y Juan
se encierra en las instalaciones del RCMH del 12 al 15-VI,
consiguiendo así la reanudación de las obras. Cultura no parti-cipó
aquel año en la SªNª, aunque resultó el mismo éxito de siempre.
No obstante, puede hablarse de una verdadera crisis para la JDª, que
comenzó a remitir con el cambio en la dirección del CAN y la
petición de cese del Delegado de Cultura, al que incluso se llega a
declarar "persona non grata". Igual hará meses después,
con el Delegado de Turismo y Dxtes, Miguel Romero. Juan era así,
pero en ocasiones las actividades se realizaban porque él adelantaba
el dinero.
Al
año siguiente (1997), XXV años del club, se celebran nue-vas
elecciones, que gana J. Ortiz, y es cuando aparece el cho-que con la
Consejería de Turismo y Deportes y su delegado Miguel Romero. Se
planteó incluso no hacer la SªNª de nuevo. Mientras, comenzaban a
realizarse las actividades con la UHU y el presidente Aznar aceptaba
la Presidencia de Honor de la SNª. Sería un gran éxito. En 1998 de
nuevo Ortiz amenazaba con su encierro por la gestión de Miguel
Romero, y también de esa situación se saldría adelante, pues el
RCMH evitaba su absorción por la Empresa Pública de Puertos de
Andalucía en 1998. El RCMH que llegaba por fin a aguas tranquilas.
El
año 2000, cumpliendo su promesa de años atrás, J. Ortiz se marchó
dejando una institución saneada económicamente y con el arraigo y
reconocimiento social del que goza en la actua-lidad, y teniendo la
satisfacción de ver a un onubense del club, Manuel Muñoz Arestoy,
campeón del mundo de piragüismo en K-4 en 2002 y al club como
campeón de Andalucía.
En
efecto, en el año 2000 se conforma una gestora que organiza las
elecciones para Presidencia del RCMH. Resultó elegido Francisco
Rivera Liáñez que regiría el club hasta 2008, cuando fue
sustituido por Pedro Márquez Pulido, que finalmen-te en 2012
entregaría el RCMH al actual Presidente José Miguel Vázquez
García. Pero ni un solo año ha dejado de cele-brarse la SªNª
Internacional Colombina y siempre en el marco de las Colombinas de
Huelva, que después de 135 años permanecen en el corazón de los
onubenses. Estas fiestas Colombinas y nuestra SªNª Internacional
Colombina, deben seguir unidas para siempre. Como lo están las
actividades náuticas del RCMH en ocasión de la Cinta y de la
Hispanidad… porque en Huelva se sienten ambas cosas con intensidad,
porque forman parte de nuestra cosmovisión, que no es otra cosa que
nuestra forma de ver el mundo, nuestro mundo, que es decir nuestro
entorno: Huelva. Y con Huelva en el corazón… termino con lo que
fue esta ciudad para mí en aquella primera visión infantil: "cielo
y agua" y esa visión mueve a este ya viejo profesor a traeros
unos versos, con toque popular, con los que quiero cerrar mi pregón,
no sin antes agradeceros vuestra asistencia y paciencia:
En
lo
alto del Conquero
hay
una virgen chiquita
para
auxiliar con su manto
a
todos los marineros.
¡Virgen
Santa de la Cinta!,
¡Santa
María del Carmelo!,
desde
la ría hasta las Indias
protege
a los marineros….
Pasando
el muelle de Tarshis,
el
de Levante y "la Tinto"
|
junto
a la Punta del Sebo,
¡hemos
llegado a buen puerto!.
Es
el club más marinero,
que
haya en el mundo entero
donde
la gente del mar
tiene
aposento primero.
Por
eso con alegría
os
queremos anunciar
actos
y competiciones
para
la gente de mar
en
las Fiestas Colombinas,
de
Huelva en su inmensidad.
|
Muchas
gracias
José Juan de Paz.
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