LOS AMANTES
Y sonarán cañones de batallas,
sables de venganza batiéndose
entre los bastidores de las persianas blancas
y los escondites de la noche
para justificar que nadie mató a los amantes,
que habían muerto de amor
con tres arañazos de ausencias;
y serán enterrados con estiércol de púrpura
y cenizas de óleos
en una fosa predilecta
con el solo epitafio: “los amantes”,
sin lápida de mármol ni nombres,
solo el eco de la libertad entonado
a coro de avispas en el sepelio.
sables de venganza batiéndose
entre los bastidores de las persianas blancas
y los escondites de la noche
para justificar que nadie mató a los amantes,
que habían muerto de amor
con tres arañazos de ausencias;
y serán enterrados con estiércol de púrpura
y cenizas de óleos
en una fosa predilecta
con el solo epitafio: “los amantes”,
sin lápida de mármol ni nombres,
solo el eco de la libertad entonado
a coro de avispas en el sepelio.
Ramón Llanes.
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