DEL AMOR Y OTRAS OSADÍAS
Para no desviar la mirada que la
insignificancia del destino deja en el sitio justo, para buscar esa extraña
sensación que rompe los huesos, ¿será original quien no ama?, la ruta del deseo
está escrita en el primer cuaderno de la vida; dicen que las motivaciones se
suceden en el entorno del camino; a quién amar, a quién entregarle un
sentimiento nuevo para que no sea entendido. La prenda no es la virginidad, es
el propio sentimiento que se ha guardado con pulcritud de sagrario para cuando
se hubiere de solear y se encontrare destinatario perfecto capaz de
compartirlo; será más íntimo el sentimiento.
Del amor hablamos en la trena y en
el campo, del amor son la palabra y el verso y las muchas verdades y la
soledad; del amor es la osadía de vivir con hambre amorosamente desnudo en el
golpeo de la lluvia y del amor la locura, todo cuanto arranca la valentía del
entendimiento para perseguir o estar con la persona amada. Del amor son las
utopías y el alpinismo, el orgullo y la insensatez. Qué haremos los gremios incivilizados si en
el alimento del cotidiano vivir se desprecia el amor y las sopas son solo sopas
que sorprenden en el primer calentón y después se enfrían por la incontinencia.
A qué estarán predestinados los seres que han creado mil formas de amarse, en
qué mundo cabrán los desechados de la orgía sensual que produce la emoción de
vivir en apareamiento.
A estos perplejos consignatarios de
placeres les minará de inconsciencia el predictor de amores y acabarán por huir
calle abajo del mundo con la sola intención de desaparecer de algo tan inútil
como su casualidad de saberse inocuo para amar, para ser exageradamente amado.
No será posible mientras la pasión tenga protagonismo en este teatro fugaz
llamado vida, no será posible que los humanos renuncien a tal sublimidad cuando
pende tanto bienestar sin más osadía que
la entrega, sin otra joya que una mirada.
Ramón Llanes.
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