OTRO DÍA SIN
Producto de la cansada
imaginación recurro a rechazar algo, me ha pillado de frente la información
como un acoso y pido un día sin noticias, libre de la libertad de enterarme,
libre de cuanto despropósito se acuña en el saber un dato o conocer un suceso;
me muerdo la lengua cuando me traen a las ondas o a la pantalla lo que ellos
quieren y nunca lo que yo necesito, ¿para qué sirve estar informado si es un
ejercicio de subjetividad arcaica y muchas veces molesta?, ¿para qué tanta información
si es inocua, insulsa, cursi, transformada o agresiva?. ¿No entenderán los
informantes que no me interese la fiesta de Boris Jonson, la bochornosa ética
del tal Jokovic (que no sé ni como se escribe) o la subida de la inflación?,
¿acaso no son capaces de entender que pedimos sus silencios?. Traigan, si
acaso, historias de nosotros mismos, del labriego que suda, del poeta que
escribe su melancolía, de la madre que llora, del sentimiento, de la lealtad,
de la estética, del culto al paisaje, de la verdad de los humanos, del espíritu
imprescindible para conseguir excelencias en las relaciones entre nosotros; o
acaso tráigannos risas, columpios, voces de niños, caras sonrientes de
ancianos, vida.
Ramón
Llanes 15 enero 2022.
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