QUÉ SERÁ PROGRESAR
Progresar debe ser una entelequia,
una incógnita indescifrable o la asignatura pendiente del mundo; nadie tiene
las ideas claras sobre el asunto porque no para todos progresar es la misma
cosa; unos entienden el progreso como la colocación de farolas y jardines, los
del partido contrario lo entienden como apagar las luces, otro grupo lo
entiende como vestir bien y comer poco, los del partido gremial solo piensan en
progreso para defender sus propios intereses, los futboleros creen que progreso
es un gol de su equipo; y luego están los otros, los que no aceptan el progreso
ni se apuran ni se asustan ni se callan, esos que dan la lata por darla,
simplemente por molestar a los demás, van en contra de todas las corrientes e
incluso por pura soberbia van en contra de sí mismos (es un extraño juego pero
ellos no alcanzan más y solo les importa que suene y se comente); otros se
posicionan en discutir del todo de todo, de la claridad de las ideas, del color
del florero, del precio de las mascarillas, de lo que otros digan para tener
motivo de contradicción. Si el aire no aguantara las palabras malsonantes ni
las mentiras y las devolviera convertidas en piedras se hubiera acabado el
circo pero el aire y el papel son meros esclavos de la estulticia de los otros
y aguantan lo que se les eche, por desgracia.
Por si no lo entendió permítame
comentarle que al digno arte de progresar le impide su fácil desarrollo la
funesta manera de politiquear.
Ramón
Llanes. 16 enero 2022.
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