No vendrán los ácaros, y no vendrán al aire, saben que no habrá clase de bienvenida para los ácaros. Ni vendrán puños cerrados con apariencias ni miradas con fiebres ni vendrá abril, ahora solo es estío durmiéndose, no vendrás a despertarnos, también mis ojos duermen enfermizos en la superficie del génesis, no vendrás a insultarnos por esperarte ni vendrás a repasar la pena dejada. No vendrás, sé que no vendrás con ligereza, a dejarnos una nana para el insomnio, un tranvía para huir, una mediana luz que parezca una carantoña. No vendrán los amigos a echarnos del tiempo ni los ateos a redimirnos de la fe, necesitamos solo a la tierra para restregarnos la boca y continuar la ruta, hasta la primavera, hasta el sueño.
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