ODA POSIBLE
Te llamaré tristeza, nunca olvido. Te llamaré, si prefieres,
agua y mar, las dos cosas te serán percibidas. Te ajustaré
a la última vena que aguante el último misterio del vivir.
o me llamaré con el nombre que los perros dedican al amor.
Te hubiera gustado llamarme, tantas veces, melancolía,
calma y emoción. Ahora importa más el recuerdo. De nombres,
elige, traza un borrón y será el mío. Mi página es frágil
con el beso, dedícame todo el pensamiento y me estarás
honrando y me estarás amando, y pensaré dos veces mi decisión.
Cuando llegué ya estaban los árboles y la mina. Ellos crecieron
conmigo, crecieron los árboles, creció de sobras, la mina.
Nos hicimos socios en el respeto. Acabé siendo razón y piedra,
hoja caduca. A veces estorbo, a veces rey, a veces intrépido
pero formábamos una sociedad perfecta para los debates
y sobrevivimos a pesar del cansancio. Ellos ya estaban
cuando llegué y supongo que no iremos juntos al desierto,
me mandarán de explorador y seguiré siéndoles fiel y alegre
como hasta aquí. Ellos, lo sé, no cerrarán con llave la esperanza.
Rllanes.
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