PILAR
ÁLVAREZ MENÉNDEZ
FRÁGIL,
FUERTE Y VULNERABLE
Se
presenta Pilar en los foros literarios con su propuesta de fragilidad,
fortaleza y vulnerabilidad, tres escudos imprescindibles para recorrer las
sendas más largas y soportar las tormentas más severas; viene de la mano de su
cosmos: su intimismo: viene arropada de sentimientos con un equipaje de
vivencias puras entre la fortaleza de su amado Tenerife y la fragilidad de los
esteros de esta marisma que cuida para hacerla menos vulnerable por las codicias
del mundo.
Lo
vulnerable se le cuela como un vecino que pide sal para el almuerzo y
recomienda “procura que la nada no te invada, a todo lo demás podemos
encontrarle solución”, se ejercita en domesticar los conceptos y pegarse a la
lírica que le persigue, eso de “habrá que esperar otra vuelta al sol para
disfrutar nuevamente del tiempo infinito, de las risas sin prisas, del calor
como excusa y del abrazo sincero como forma de vida”, y ello supone que desde
este mismo momento se convierte el alma en fortaleza, solo con los versos, ¡qué
logro tan grande!.
Tiene
la facultad de entenderse “sé que soy curva, también camino, sendero, caudal y
río, el universo es mi meta”; y como tal se pronostica vulnerable porque “en
mitad de la prisa pierdo esa efímera fortaleza, me olvido de todo lo
importante, me olvido de mí, de mi cuerpo, de la magia de ser…” y se va
deslizando en conciencia por el brete de quererse en lo adverso.
-Pilar,
¿escribes para reconciliarte con el mundo, por qué?.
En la
fortaleza, ya hecha, se atreve a presumir de valor y el verso se le va a la
leve insolencia “quiero atravesar las fronteras de construimos a base de
palabras, sentir que, por fin, la vida nos atrapa”, en la búsqueda de la
emoción lo positivo de construir, lo débil de dejarse atrapar; en ambos
supuestos merecen su pena porque se trata ni más ni menos que de la vida.
-Pilar,
¿por qué esa necesidad de sentirte atrapada, es un juego?.
Y para
lo frágil, sin huir del envite escribe: “olvido dejar de prestar atención a la
loca del cortijo, esa mente traicionera que me atrapa y me enreda”, pero no
deja entrever la lucha por desterrar la voluntad distinta, quizá le apetezca,
quizá esté formando algo interior más sublime.
-¿Cómo
resuelves el momento de la soledad al escribir?.
Ahora
en su versificación nada es más importante que su estado de fragilidad,
fortaleza y vulnerabilidad, nada le hace sentirse mejor, más humana, más poeta,
más dócil y acaso más rebelde, y nada le puede tanto como ese enfrentamiento
con la noble pasión de la soledad en su entramado más aceptable.
-Pilar,
¿hay algo decisorio en esta lírica o todo es producto de la duda?
Porque
la vida -dices- “es un continuo desafío que nos remueve las entrañas”, y sigues
en tu enfrentamiento con las circunstancias que te limitan a controlar el
espacio que persigues, que no es otro que el propio amor “acariciar tus
sentidos, tu oído, tu boca, bendito instante…”
En un
poemario donde se conciertan amores y temores, impaciencias y calmas, donde las
fuentes de la verdad tienen sus placeres resueltos, donde mueren atardeceres y
viven sueños, en un cuaderno así es obligado atender página a página su mensaje
y palabra a palabra su paz.
Porque
vulnerar el principio de la Paz es delito y porque no leer también debería
tener su reproche jurídico.
-Pilar,
déjanos tu penúltimo deseo.
Sean
sanos y vístanse de poetas para adentrarse en esta obra de fragilidades,
fortalezas y vulnerabilidades artesanas, hechas por Pilar Álvarez Menéndez, un
referente de concordia y lírica juntas en la sorpresa de las emociones.
Ramón Llanes. En COMPANY BAR 1900 el
24.09.2025
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