Ella,
en vosotros, en los niveles de conspiración y complicidad que a esta
tierra me enganchan. Pensé en la vivencia pasada, en la copa futura,
en la fórmula de siempre para reír poco a poco este páramo que me
atrapó dando yo mi consentimiento. Y me salió así de sencillo;
disfrutado como un dulce y sentido como un beso.
Yo
no supe venir con las manos vacías
y
me traje lo que puede servir de recuerdo,
de
mi tierra, un vagón con las ruedas dolidas
y
los sueños podridos de filones de hierro.
La
nostalgia que duele en las cortas, la melancolía
que
deja el olvido en el paso del tiempo,
la
tristeza del agua en las correntías
cantando
sin ganas canciones sin versos,
el
dolor del reloj y las vías
en
aquella estación de raíles mugrientos,
el
espasmo del aire y la fría
sensación
que produce el miedoso silencio.
Y
me traje, de una galería,
el
herrumbre del cobre pegado en el suelo,
el
olor del azufre, la tolva caída,
la
dura pirita sin luz ni reflejos.
Me
traje la noche que anuncia los días
en
aquellos parajes que son mi universo,
me
traje el sentido que tiene la vida
aunque
huela la vida a tierra de muertos.
Ya
no llora la piedra su herida
por
la espada precisa del viejo barreno,
no
amamanta de oro la mina
que
de aguas se ahoga sin luz ni remedio,
ya
no rezan los hombres esa letanía
que
les daba la suerte y asustaba los miedos.
Yo
no traigo a la Madre esta pena maldita
suplicando
la paz o pidiendo consuelo,
yo
la traigo en el alma dolida
y
la llevo sellada con tinta de fuego
porque
es un dolor que fatiga
y
riega las venas como un triste lamento
y
no puedo callarme, y me callaría
si
otra vez sonara a barrenos, mi pueblo.
Pero
traigo también causas de alegría
que
no aplasta el luto todo el pensamiento
y
no puede reinar la agonía
para
siempre, que el dolor no es eterno.
Y
traigo, para compartir, una guía
de
propósitos, de mudas, de alegatos nuevos
que
presentan de mi tierra la tarima
que
enjuga el pasado con futuro de cielo,
de
cielo en velada y color valentía,
valor
engendrado en pecho minero
que
el llorar es canto y el canto es un día
con
las alas blancas y los labios prestos
a
besar el destino con la fantasía
de
un niño feliz que empuja el deseo.
De
mi tierra traigo lo que me cabía
en
el socavón profundo de mi sentimiento.
Ramón Llanes.
Extracto Pregón a Piedras Albas
Villanueva de los Castillejos Marzo 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario