APRENDIENDO A DESCONFIAR (VII)

APRENDIENDO A DESCONFIAR (VII)

Anoto tristeza, nunca me parecerá lógico ni ético ni valiente ni honorable que mientras me debato con los míos en la mayor de las guerras, mientras mi mundo completo se muere a pedazos y el virus nos amenaza agresivamente a cada respiración, mientras se nos impide abrazar, se nos prohibe hacer cultura, disfrute, deporte, canción, mientras las vacunas faltan y sobran sobresaltos, mientras se limita al mínimo la posibilidad de defendernos y cada vez somos más conscientes de la próxima muerte; me parece innoble que mientras todo esto ocurre en nuestra narices, tú, él, vosotros y ellos, los del centro capitalino, los censores de las cuentas de los provincianos, vosotros los más poderosos del mundo mundial que hasta callar debéis, vosotros mismos perversos de la intimidad y de la conciencia, juguéis ahora, sin ser tiempo, a afilar las armas a modo de elecciones para dar a entender quién en realidad manda, quién tiene el apoyo del elector y quién es el vencedor de esta contienda vuestra de puertas para adentro que a nada conducirá más que al gasto superfluo y a la arrogancia. Pues anoto un día más mi tristeza y confirmo la desconfianza que voy aprendiendo.

Ramón Llanes. 2 abril 2021.