10:49 (hace 38 minutos) |
EMULANDO A RAMÓN
Ha desaparecido el concierto
de las olas en nuestra barcaza.
Y a nuestros cuerpos no salpica
la espuma de sal.
Hemos desaparecido del hogar
incierto de la mar.
Dejaremos de estar censados,
no contemplaremos más ocasos
y los juncos no serán nuestro refugio.
No ha servido nuestra voluntad,
los pinos no nos darán su sombra
ni respiraremos su aire fresco.
Y dejaremos de mirarnos
en el espejo del mar
cuando arrecie la tormenta.
Nos pudo la ambición
se perdieron la nostalgia y la melancolía.
Ahora sentimos el intenso miedo
de amanecer solos y con lo puesto.
María Luisa Blandón Morales
Precioso poema, Marisa. Triste y actual.
ResponderEliminar