PARA RAMÓN.
Inspirado en
el poema 42 del libro La Casa del Mar de
Ramón Llanes
Las palabras no eran mías pero las vi colgadas de un árbol y
las atrapé.
Llevaban en cada hoja grabadas a buril, un cuadro de
recuerdos.
Eran mis recuerdos, recuerdos de infancia, de juegos, de
amigos, de noches gatunas susurrando
canciones en sus aventuras amorosas.
Mi mundo estaba lleno
de insignias grabadas entre jarales y tomillos floridos, olivos
plateados y sierras algodonosas en días
primaverales.
Se escuchaba el canto de los pájaros que rasgaban el aire
como un violín rompiendo el silencio sordo de la siesta. Sonidos ascendentes en el pentagrama deteniéndose en
cada calle de un pueblo en calma.
La risa cantarina de mi madre desde la cocina y las canciones
que mi hermana se encargaba de impregnar en cada rincón de la casa.
Al otro lado del tiempo, mis ojos se
cierran y mi espíritu se eleva ante el aroma de sus habares en
flor y sus polvorientas calles en un quejido envuelto en risas, sonajeros y
cunas meciéndose bajo la luz de la luna.
Mis pensamientos divagan entre el ayer y la realidad del
hoy. Un libro en blanco para guardar los poemas que me definen en un mundo que
me habita y en el cual yo trato de supervivir.
Adelaida Hidalgo (Noviembre 2021)
Me encantó
ResponderEliminarGracias.
ResponderEliminarEs precioso.
ResponderEliminar🌹🌹
Maravilloso, Ade un PP
ResponderEliminarGracias,Inés.
ResponderEliminar