DICEN QUE LA PROMESA ES EL OLVIDO
A veces tengo la absurda costumbre de pensar, me detengo en una única cuestión que me parezca de poca trascendencia o me voy al galimatías del embrollo y hago de muchos pensamientos una reflexión que parezca inequívoca y tenga el atractivo de su inmediatez.
Del pensar hice memoria y recorrí con la imaginación de un protagonista algunos detalles del acontecer que depuró mis tantas vivencias, ahora soy una especie de proyector que en el papel en blanco de este día de mayo he simulado colgar la película aquella que viera repetida desde cuarenta años atrás y que en tantas otras ocasiones me invadiera el recuerdo sobre la cualidad de la promesa humana. No desatino si me lleva la conclusión a pensar que de haberse hecho el mundo con promesas hoy sobraría de todo, que cada cual que pasó, tocó o dirigió, empeñó su palabra en crear algo y que si así hubiera sido hoy seríamos otros y tal vez a mi no me diera por pensar tanto.
Ramón Llanes.
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