RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 3 de mayo de 2023

EL ANDÉVALO


 EL ANDÉVALO

 

 

            No es necesario estrenar tiempo para reconocer los registros estéticos que ofrece El Andévalo en casi todas sus expresiones, los tiempos son una circunstancia más para la sorpresa, siempre está patente la posibilidad como buen refugio para internarse en los sabores, los olores y los colores que esa tierra aparentemente ocre pone a disposición de interpretaciones y vivencias de sus habitantes y de sus adeptos. Todo es posible en su belleza, cualquier correntía o cualquier manifestación de folclore se identifican con un extenso y singular promontorio de causas para concluir en admiración.

            El Andévalo circunda gran parte de nuestra provincia y la dota de curiosidad, de energía positiva, de ecos de la industrialización pasada y de una especial singularidad que promueven una atención única para nativos y extraños. La riqueza gastronómica tiene sus asentadas bases, los guisos, los derivados de cerdo y cordero, las exquisitas ensaladas y la buena repostería hacen que el paladar esté siempre satisfecho. La orografía presenta significados páramos que unas veces quieren aparentar altura y otras simular llanuras y despiertas solanas; la exclusiva carencia de rigidez le premia con rutas adecuadas para pasearlas en su luminosidad y cercanía, los escasos recursos hidráulicos saben tintarlo de amalgama, merced al color  fuerte que la prominencia de minerales le tributa; los encinares viejos y los siglos en el alma rodean sus costados con prendas  de valor.

            Su definición podría encerrarse en su versatilidad en la belleza y su capacidad de afectación. Es una tierra muy amada, muy perseguida para los tantos ratos que el cante invita, para el disfrute de la festera forma de sobrevivir en buena complicidad con las excelencias del ámbito. El Andévalo es un enorme cofre de verdades guardadas y se encarga de custodiar con ahínco sus tesoros para librarlos de contaminación y legarlos con perfecta identidad y facultades a los herederos de tan rico caudal. Estar en El Andévalo constituye una delicia inaudita, andarlo supone un deleite, conocerlo es más que una obligación, convivirlo inyecta espiritualidad y amarlo es una máxima vital.

 

 

            Ramón Llanes. 

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