SE ROMPIÓ MI ESCALERA.
-Vivo en un
tiempo sin tiempo rodeado de narcotraficantes y delincuentes que a cambiar para su derecho las normas aspiran;
me muevo con delicadeza en lugares con hedor a tabaco y alcohol donde no me
encuentro, donde soy mirado con desagrado; observo en las avenidas y los antros
la evolución tan enorme del pillaje, la insensibilidad, la estulticia, el
dolor, la muerte y el engaño; camino entre ególatras y narcisos absortos en el
paveo y la chulería, tengo amigos en todos los bandos de seres que piensan en
su ombligo, en sus pertenencias, en sus pequeños mundos del “yo mimé conmigo”,
de lo avaro, lo propio, lo único, lo verdadero; he saltado las vallas con
quienes cazaron como furtivos en busca de placer; fui feliz viendo morir al
toro, sufrir al cerdo, llorar al pájaro en su jaula; me hice el curioso solo
para saber la vida triste de los demás, de quien amó a escondidas, de quien
robó a conciencia, de quien se equivocó por beneficio personal; me mantuve
quieto cuando sonaron los tiros y murieron los hombres; nunca denuncié con
eficacia las guerras habidas en mi tribu, me atribuyo todas las culpas por no
haber conseguido un arriate mejor cuidado, merezco fugarme sin hacer ruido
después de haber llorado de inutilidad e impotencia,-pensó el pobre hombre-.
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