TODOS HEMOS PERDIDO
ALGUNA VEZ
A diario perdemos la opción de
acertar en la Primitiva, el Cupón o la Quiniela; con frecuencia perdemos
amigos, familiares, sueños, atardeceres, abrazos o miedos; abundan en nuestro
ámbito más perdedores que ganadores sin que ello alcance a significar que deba
ser el perder un fracaso y el ganar un éxito porque son dos conceptos tan
unidos que no tienen límites divergentes ni están condicionados entre si;
incluso si la felicidad llega a los ganadores es cuestión efímera e igual
sucede para los perdedores. Perder o ganar no es la principal referencia para
vivir, nos hace vibrar, nos emociona, nos altera el pulso y luego todo vuelve a
su estado de ánimo natural como si tal cosa. No se conocen individuos que por
perder o ganar se hayan vuelto más o menos simpáticos, más o menos generosos o
más o menos listos. Estos ingredientes van por otro lado, tienen otros códigos,
pertenecen a lo sensorial, a la sublimidad, nunca a lo material o a la
soberbia.
Ramón
Llanes. 5.6.23.
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