DE CALOR
He oído quejas por el calor y está de moda la sombra, buscan un antídoto para esta ola de sofoco que nos desfigura las entrañas, ¿para qué sirve?, preguntan los niños; otros pregonan que el calor está mal “repartío”, que en unos lugares agobia y no aprisiona, que no tiene solución, que se quitan las ganas de todo -dicen-, que no se puede dormir, que hacemos menos de lo normal, que es peor que el hambre, que mejor el invierno. No se habla de otra cosa y la vida se traslada a un segundo plano y el tiempo habla y la atmósfera condiciona los espíritus. Son las 6,35 y tenemos 21 grados en nuestra cercana tierra de Andévalo, los pájaros van a lo suyo, la libertad se muestra muy cauta en algunos lares, los pueblos siguen con escasez de recursos, en las misas se rezan jaculatorias para salvarnos del calor y en los parlamentos se discute la temperatura de los aparatos de aire acondicionado; técnicamente todo parece perfecto, así es el mundo, pero humanamente continuamos perdiendo cada vez con más premura el don de la ubicuidad para poder gozar de calor y frío según nos convenga. No dejará de ser lindo el verano.
Ramón Llanes. 17.6.23
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