SAHARA.
No sé por qué razón o quizá por tener muchas razones hoy pongo la mirada en ese lugar donde las miradas se pierden, por lejanas, por escasez o por hambre, llamado Sahara. Un lugar que no es de Dios ni de Alá, un espacio que tampoco es de la ONU. Un lugar perdido a donde no llega ni la esperanza. A ese lugar tan insólito le pongo yo la vista desde Huelva con la intención de invitarte a que tú también la pongas.
Para más detalle, digo que para los niños que vienen del Sahara se necesitan familias acogedoras que colaboren en el programa de Vacaciones en paz. La experiencia es tan fructífera y tan alentadora que merece la pena intentarlo. Te invito a que lo pienses.
A veces somos nosotros los humanos quienes tenemos que hacer de dioses y echar nuestro empeño a esta digna causa.
Ramón Llanes
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