ALGO
PARECIDO A LA ALEGRÍA
Me
contó la vida cuitas y versos. Designé para las cuitas un lugar
reservado de mi armario íntimo, busqué para los versos un paso de
peatones por el cual divagaran a diario los mendigos, los ácratas y
los poetas. Al cabo del tiempo las cuitas, que fueron secretos poco
importantes, se fueron poco a poco a los olvidos, ni me atrevo a
precisar cuáles de amor o cuántas de desengaños; la jerga fue
similar en ambas confesiones. También con el tiempo, los versos
adquirieron fortaleza, se hicieron inmensamente comprometidos, se
entendieron sus fondos, se captaron sus mensajes y alertaron
convivencias y mundos.
Aquellos
muchos versos fueron, son, serán, parte del cuaderno donde un
vagabundo guarda sus alegrías y a donde cualquier engreído de turno
no osa escudriñar. En este silencio de capacidades, ya a las horas
del sentido común que el atardecer le imprime a las cosas, no
importa recordar los secretos que me dejara el destino, no perduran,
desaparecieron, fueron acaso bolas de añil que azulaban en papel
contínuo las páginas blancas; no cumplían, -lo siento- la consigna
de admiración de mi íntimo vecindario de recuerdos.
Desafectado
del nudo que dejara cada calamidad en cada brizna de mi apego, la
obra encontró cauce solo en la importancia de lo escrito. Los versos
pueden ser tristezas inventadas pero inquietaron las conciencias y
revolvieron las pócimas escondidas para la salud y la integridad
primigenia del ser humano al que han representado por los siglos. En
el cuaderno con rayas de alegrías existe un protocolo de ética
jamás borrado, su búsqueda no será una sorpresa, su encuentro no
será una utopía.
RAMÓN
LLANES. 5.5.2013. publicado en digitalextremadura.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario