DE
PRONTO.
Es
aún muy de mañana cuando se me abre el apetito de salir al mundo,
después de los pasos de noche y madrugada, aún con la mancha de los
estigmas del sueño
encallada en el inconsciente . Me encuentro con la calle, con las
esquinas salientes, con el asfalto negro; me encuentro con el
silencio de las personas que caminan sin remedio, con la prisa de
algunos; me encuentro, de pronto, con niños despiertos sin compasión
que insinúan frescura y futuro.
De
pronto llego al final
del trayecto, también tiene calles, esquinas, vida mañanera. ¿No
existen bohemios voluntarios que la habiten?-me pregunto-, solo el
suelo mojado me indica que algo estuvo insomne mientras yo dormía.
Me arrimo a la encimera alta de esta misión de hoy a donde me traen
a diario las obligaciones de supervivencia y de pronto no me parece
que haya tocado la vida, ni la meta, me parece solo que he conseguido
rebasar un obstáculo y apuntarle horas a mi calendario en fase
positiva.
De
pronto calculo las incidencias que me esperan y calculo
cuánto de sorprendente puede restregarme el día, sin acaso
desearlo. Y le pongo un botón de muestra emitiendo la primera
sonrisa a quien me esperaba.
RAMÓN LLANES
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