POBRES
CON PEDIGRÍ
Los
pobres no son novedad en la trama jerárquica del capitalismo, han
existido siempre por una necesidad de referencias; “el pobre
determina los niveles de riqueza”, curioso pero cierto. La vida
perfecta es el complemento entre sol y sombra. Las sociedades se
miden con estos extraños métodos de economía global, según los
cuales es imprescindible la creación de extremos radicales para
operar en el sistema con las completas reglas de la ortodoxia macro
económica. No puede haber un rico si no existe un pobre. Así está
montado este glosario de desaciertos.
Sucede que
“el saber está muy repartido”, y las clases menos favorecidas
-incluyendo a la actual clase media- no ha perdido el tiempo y se ha
inyectado un protocolo de conocimientos con avances importantes con
respecto a su presencia en los escalones notorios de la sociedad, de
todas las sociedades que se sustancian en esta fórmula. Los pobres,
ahora, tienen pedigrí y eso sí que es una alarmante novedad para
los pudientes. Con excesiva prisa están en la búsqueda de un
antídoto que elimine las ramificaciones de este elemento que puede
acabar con la carga de poder y privilegios tan graciosamente
otorgados por el gran sistema diseñado por ellos mismos.
La lucha de
clases, sin ser una moda, está de rabiosa actualidad. Ya se conocen
a quienes están en un lado y los que se mueven en el otro; los
avances tecnológicos nos permiten observar con detalle la nitidez de
los grupos que ejercen fuerza sucia para agrandar la desigualdad y
controlar los esquemas y sus consecuencias. El hueso duro a vencer ha
nacido de la nada, de sus propios errores; no podían existir ricos
tan abundantes sin existir pobres enganchados al progreso y a las
utopías, son las leyes naturales quienes crean las contradicciones:
fuerza-flaqueza, calor-frío, poder-sumisión, amor-odio; de tanto
desencanto, la tolerancia de los pobres ha caído en tibieza y se ha
sublevado la ansiedad por dibujar otro mundo mejor. Y en eso estamos,
pese a los inconvenientes que seguirán poniendo los dioses de
mercados o otras huestes de dudosa reputación.
RAMÓN
LLANES. 12.5.2013. publicado en digitalextremadura.com
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