EN CASA DEL HERRERO
CUCHILLO DE PALO
Por
todas las partes de nuestros mundos pasa la vida como pasan los descuidos y las
vergüenzas. Ahora pasó la insidia –por millonésima vez- por ese lugar que
debería ser de culto y es de desorden; el llamado Parlamento, cénit de
soñadores, a donde tanto tardamos en llegar y donde tanto empeño ponemos -a
base de apuestas que dolor costaran-, a ese lugar envidiado por la mayoría por
el confort que desprende, el lujo que contiene y la asignación presupuestaria
tan enorme que le avala, a ese lugar llegó el deshonor con gestos de
maledicencia y prominencia de burla, mofa y felonía.
Se
ha roto la educación en el hemiciclo como se romperá la democracia. Estos no
son representantes de pueblos cuerdos, no pueden serlo, no tienen capacidad
ética para presidir y dominar las estructuras de nuestro estado. Al igual que
se despide a trabajadores por indisciplinas debería despedirse a parlamentarios
que incumplieran las reglas del juego o que existiera un cuidado más riguroso a
la hora de elegirse en los partidos a los candidatos. Si para cualquier puesto
en la Administración se precisan conocimientos y formas adecuadas, ¿por qué no
se sigue el mismo sistema para ser políticos?.
Quien
no sepa de comportamiento, sea transversal, odie por costumbre o guste de
montar broncas en los sitios reservados para la palabra debe buscarse otro foro
o un ring, nunca un lugar de respeto cuyo gasto soporta el pueblo al que
insulta e ignora. Algunos pretenden alcanzar más fama en una legislatura que
cualquier otro en toda una vida. Los indignos no deben ocupar escaños de tanta
excelencia.
Ramón
Llanes. 22 noviembre 2018.
No hay comentarios:
Publicar un comentario