AGUADIENTE
A dulce elixir sabe y una copa contiene muchas conversaciones; es el aguardiente placer y culpa al mismo tiempo, uno por el disfrute y por su producción de momentos memorables, otra por la consecuencia maldita de su abuso, ¡cuánto amargor ha dejado en los pueblos mineros!, ¡cuántas vidas se llevó por delante este probado manjar!, ¡cuánto dolor en la casa y cuánta inmerecida gresca en la alcoba!, de todo ello conocen las mujeres, -madres o esposas- que formaron nómina de víctimas castigadas por el vicio de las muchas copas. Hasta comprobarse que por los hombres se perdía el respeto a la vida y a sus seres más queridos; el aguardiente deshizo amores y cayó convivencias y nunca se sabrá de su capacidad seductora para convencer a tantos y eso que es amable en el gusto y sabroso en el paladar pero algo de maldad debe tener en sus estigmas para compaginar lo goloso con la fatalidad. Si usted lo seguirá bebiendo o lo dejará desde hoy es lo de menos, ya poco importa un resultado u otro pero quizá sea tiempo para imponer la mesura como antídoto a una posible condena a la soledad.
Ramón Llanes 4 agosto 2021.
Exquisito olor y sabor, que disfrutarlo con mesura nos proporcionará excelentes momentos de charla y reposo con propios y ajenos. Sé de algunos que con sólo mojar el dedo en la copa y chuparlo le ha proporcionado gran placer.
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