Superados contratiempos, hecho el aire a nuestras bocas, seremos un sentimiento y el matiz de una caricia y no seremos la roca para ser tierna sonrisa y pondremos el mantel para jugar a querer sin mandatos y sin prisa, sin voluntad de crecer, solo por darnos placer en un acto de justicia. Así debería ser o habrá que ser egoísta.
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