Para convertirse en libre anduvo la libertad horizontes imposibles. Hasta confiarse hermosa mil emociones vivió con humildades la rosa. Para de azules ponerse el mar se vistió de cielo en infinidad de veces. Para ser inquieta el agua en nubes permaneció dolida, desesperada. Para llegar a volar el pájaro desaprendió el oficio de esperar. Al hombre para ser dios le bastó con apagar la luces de la razón.
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