El poema del mendigo es su miseria que la arrastra hasta hacerla catorce versos catorce veces y componer catorce sonetos pobres, bellos y míseros. Para él, solo para él es histriónica su miseria porque es su vida, su patrimonio, su decencia, su destino. Y la combina con melancolía y ternura, y le otorga más belleza a su miserable forma de poetizar, más belleza que un dios a su obra, que un ladrón a su robo, más belleza que una mujer a su beso. Apura el mendigo su hora de gloria y siempre le comienza otra y otra hasta que todas las horas, todas sus horas de miseria son la mejor gloria soñada. Nosotros volvemos a mirarlo y volvemos a desentendernos por no entender si el poema es la miseria o el mendigo.
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