DOLOR.
(Requiem por mi amigo Benito Limón en la tristeza de su muerte)
No
es para mi día de gloria, que a poco se me ha muerto un amigo del
alma y me ha dejado sin sitio en esta vida que cada vez pierde más
sentido. Ese amigo con quien compartiera felicidad, ha soñado con la
eternidad y ha querido perderse sin huir, para conocer los miradores
de sus ojos abiertos. Nos ha dejado repleta la memoria de él y de
sus preciosas carantoñas. Mi amigo Benito, a partir de mañana,
abonará con sus cenizas la corta grande de Filón Norte, en Tharsis;
y allí quedará mezclado al clamor de nosotros que le reiremos y le
cantaremos en sonatas de alboradas y dianas y seguiremos compartiendo
quizá los sueños y también el futuro.
Más
que el dolor, duele la ida, la muerte en estado insomne, sin
prórroga, sin el segundo tiempo para otra caricia. Y más que la ida
duele un adiós sin retorno. Adiós a todo lo naciente, a todo lo
amado, a los nuestros latidos de amarnos que ahora serán neuronas de
recuerdos.
Amigo,
Benito, mereció la pena vivirte y tenerte, los 48 años que dejaste
y los 88 que usaste para ti. Te queremos, como tú sabes, como te
gustaba.
Ramón
Llanes. 18.11.05.
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