PARA QUÉ LOS SÁBADOS
No para dormirlos vienen los sábados a casa, desean que alguien les espere y les sirva el café y el agrado; no para jugar a tedios indiferentes ni para vocear cuanto quedara, no surgen los sábados de una nada espontánea con nariz rota ni se deben cubrir necesariamente de las mil formas de comer más en la barbacoa del colapso del aburrimiento; no solo para andar ni para el menester de la silla una y otra hora absorto al noticiario. Los sábados llegan por una orden virtual que el tiempo inventa para que los humanos se dediquen a promocionar otras maneras de subsistir con la felicidad a mano y leer la otra parte de la vida.
Ramón Llanes
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