DIOSES DE MI
TIERRA.
He
burlado la anatomía del universo proyectando sobre el buche mismo de mi tierra
macerada y colorista la pasión de los dioses que, al igual que yo, te veneran
con fiesta y policromía de retablo. He bajado a la media profundidad de ti,
diosa, a lamer entrañas y neumotórax, a caminar por la vía de la sangre, a
traerme la parte sensual que tienes en la herida. Y hemos estado juntos en ese
anfiteatro natural que tus piedras te han formado para adornar el paisaje, para
los dioses que establecen contigo la cultura de la belleza. En la planta, casi
vísceras, de un reguero de azufre, cruzamos la mirada, nos detuvimos a
comprobar que era allí a donde me invitabas y, sin palabra, nos rendimos. Me
esperabas, me esperas siempre, allá en tu hígado rojo con presencia de siglos. Soy
el hombre de pirita con gosán o plata que te revela los secretos que no sabes
en la tierra, tu alma es una alacena de almíbares, de arcillas y de colmos, y
te traigo los mensajes que recluto y selecciono para esparcirlos en tu
alfombra. Vine, hoy, para presentarte el hombre yo que conocías y mis
meditaciones sobre ti, tierra mujer, que en dos amores y uno me acrecienta el pecho.
Te pisé con el respeto que te debo como diosa, miré tus carnes al sol, tus
reservas de sangre para cuando necesiten que la dones, te hice en la mañana las
caricias en fotos.
He
captado los rasgos de todas tus sonrisas, el piélago es tu mar enrojecido por
el tiempo, el aire que racionas, la sombra, tu piel como un cuaderno de niño en
colores superpuestos y todo el cuerpo con trazos de esperanza. Me enamoras,
siento el beso de una diosa calarme los labios cada vez que oteas mi
pensamiento, cada siempre, siempre, siempre, que permaneces en la crecida de mi
ola amorosa. Aniñado y hombrón sé que atiendo por los costados un llamador de
tierra mujer que me entiende.
Con un
poco adelantado en el tiempo, a tus entrañas mismas, metiéndome en tu piedra
alma, en tus regolas de sangre, en tus mismos ardores, llegué con toda mi jerga
a escribirte, tierra mujer, allá en tu agua, que te quiero.
R. Llanes 16.2.03.
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