COSAS DE LA CALLE
El banco como entidad financiera refuerza todos los conceptos de la necesidad de limitar la ferocidad del capital hasta establecerse en una encuesta última de la hartura social que existe con esta figura. El banco representa las más de las veces la usura, otras el engaño y muchas otras viene precedido, - no sin razón- de cierta mala fama al ser uno de los servicios más caros del mercado. Nos hemos creado su necesariedad porque son buenos e imprescindibles los servicios que ofertan y ofrecen aunque se excedan en este ofrecimiento llegando a convertirse en tiendas de todo.
Ayer realizaban una protesta los vecinos de un pueblo porque la entidad bancaria había decidido cerrar sus puertas en la localidad. Pudieron hacer fiesta, tirar cohetes, poner farolillos y divertirse pero optaron por hacer público su rechazo al cierre del banco. A los mayores les dolería no poder acercarse con parsimonia a cobrar su pensión y pagar la luz y el agua; a los jóvenes se les cerrarían todas las puertas para acceder a un préstamo para esto o para lo otro. Eso no importa a la entidad, no se tiene en cuenta que el servicio es necesario solo observan su bajo nivel de rentabilidad y “quédese que yo me voy”. Los vecinos debieron aplaudir la decisión y extenderle alfombra roja para que se les hiciera más cómoda la marcha, “me cachis”.
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