DAÑOS COLATERALES DE LAS ELECCIONES
Se me hace muy molesto
soportar la machacona información política tan constante, incisiva y horrorosa
a la que estoy sometido durante todo el año, no soy capaz de evitarla cambiando
de canal, de dial o periódico, me persigue, me acosa hasta niveles de dolor. No
quiero aceptar esta presión mediática al uso actual porque me produce un
hartazgo de todo y unas enormes ganas de huir a no sé dónde ni cuándo; soy un
delincuente buscado en todas las cadenas y siempre que me capturan- que es todos
los días- me someten a torturas que me producen daños irreparables en mi estado
mental y me van creando una dosis alta de rechazo a quienes me desasosiegan la
sopa y me perturban mi hogareña paz, con tanto empeño conseguida.
Todos los días veo las mismas
caras y oigo las mismas voces y nunca dicen algo nuevo y no aportan programas
de gobierno y tienen una cuota de pantalla establecida por ellos mismos que les
autoriza a explicarnos idénticas tonterías a diario, similares falacias e
insultos parecidos. Desde que anunciaron la fecha de las elecciones comenzó la
campaña y eso no está permitido.
Tengo derecho a no ser
invadido, a mi intimidad y a ser respetado como mandan las leyes y unas
elecciones no conceden derecho al candidato ni a los medios a asaltar mi vida.
Propongo a quien corresponda que se expliquen los programas dos días antes de
los comicios y que mientras tanto se dediquen a estudiar cómo sacar de este
socavón a este país, cómo entender a los ciudadanos y cómo resolver las dificultades
de cada uno de nuestros días; y a los medios les propongo que se dediquen a
buscar noticias que -fuera de la trama política- nos hagan sentirnos bien –no
necesariamente pasivos- y nos devuelvan la calma perdida. Que las busquen, que
las hay.
He aquí la confesión íntima de
un ser humano que se siente tiroteado por este terrorismo político-mediático
que de manera ostensible está cambiado mi manera de pensar y de hacer; es un
adoctrinamiento perverso hacia sus
credos y considero que esa actitud no
está constitucionalmente permitida. Están aniquilando mi pensamiento.
Ramón Llanes
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